Dicen que el presente es un regalo, y así lo sienten cada pareja al llegar su Gran Día.
Después de meses de preparativos, de soñar cada instante, de largas conversaciones, de castillos en el aire, de sentir mariposas con cada detalle… después de una vida, por fin el futuro se hace realidad convirtiendo el futuro en hoy: el Gran Día.
Tamara, serena, sentía la ilusión de que todo había llegado, en el trasiego de una casa en la que bullían las ganas de que aquel fuera un día muy especial.
Misael, sonreía ante la tierna mirada de su madre, orgullosa de que el secreto de la mantilla ya hubiera sido desvelado, y entre risas todos orquestaban el principio de grandes momentos.
San Nicolás fue testigo en una calurosa tarde de verano, en la que la ola de calor no quiso faltar a la cita. Y la ceremonia se tiñó de risas mientras las miradas de Tamara y Misael se encontraban, y allí entre los sagrados muros, dos almas se unieron para siempre en un Gran Día.
Gracias pareja¡¡¡