TU BODA:

tu momento

Cuando eras adolescente mirabas a los mayores como si fueran extraterrestres, definitivamente no entendían nada. Tus problemas, a los que ellos ninguneaban de todas las maneras posibles, para ti eran comparables a las épicas tragedias griegas, o al menos así lo sentías tú. Mientras que ellos, eran unos sosos, aburridos que habían olvidado hasta sonreir.

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Y a medida que fuiste creciendo y cambiando unos situaciones por otras, a la vez que ibas acumulando experiencias, comenzaste a rotular los problemas de otra manera bien distinta. Tu visión extremista de el mundo contra mi, se fue suavizando poco a poco y lo que un día fue negro, fue adquiriendo un tono de gris muy parecido al blanco, bueno al blanco roto (muy en tendencia).

 Irene Velez

Pues como ocurrió con la adolescencia, en el mundo «Boda» ocurre exactamente igual, no me refiero a que sea como tener el pavo otra vez (aunque algunas veces pueda dar lugar a confusiones). No, me refiero a que a lo largo de tu vida has acudido a unas cuantas, unas muchas, o a algunas bodas, como invitada, y en más de una ocasión tildaste a los novios de locos, extravagantes, o todo a la vez.

Y es que tras tanto brindis, tanto alfiler clavado hacia arriba, tanto intentar coger el ramo entre invitados algo perjudicados, entre tanto «esa novia cómo mola…», y entre tanto Paquito Chocolatero vs Macarena llegaste a pensar que eso no ‘casaría’ nunca contigo. Jamás de los jamases.

Puede incluso que nunca comulgases con la idea de casarte, o quizás, incluso hubo épocas en tu vida en la ni siquiera creíste en el Amor: ese luminoso que sacan a pasear las grandes firmas en San Valentín y en épocas así de moñas. Sin embargo, el momento llegó, no sabrías explicar muy bien cómo o tal vez sí, quizás todo fue un cúmulo de coincidencias extraordinarias que cambiaron tu vida,  y lo que antes fue moña, de repente se convirtió en romántico, y lo que antes era un despropósito ahora era lo más mágico del mundo.

Sea como fuere, de repente un día te ves enviando a tus amigos y familiares un «Save the date» o sea, ¡¡NOS CASAMOS¡¡

De repente vuelve a ti todo el universo contra el que despotricaste en algun momento de tu vida, aquello a lo que tu mente siempre se negó ahora comienza a tomar forma y mira por dónde no es tan extraño.

El planteamiento siempre comienza igual, ‘mi boda va a ser diferente’ y en cuanto pones un pie en el momento ‘comenzamos’, empiezas a entenerlo todo: ¡¡toda tu vida pasa por delante tuya en un instante¡¡ Y es que aunque aún quede un año o más, ¡¡ya vas tarde¡¡ todos los que se casan el mismo año que tú parecen que han hecho ya un spring olímpico y van tan adelantados que tú no intuyes ni el polvo de sus pisadas. Además todo aquello de lo que renegaste comienza a caerte encima como una lluvia torrencial para la que no tienes paraguas y ahí te ves mojándote incluso con gusto.

Te compras tu agenda de bodas porque esta locura necesita una organización, y cada día comienzas a realizar anotaciones de cosas por hacer, gente con la que entrevistarte y detalles que no se pueden olvidar.

El tiempo, tal como lo entendías hasta ese momento, comienza a fluctuar de una manera extraña, a veces los días tienen más de veinticuatro horas y otras en dos horas has visto la salida y la puesta de sol, y mira que a tí no te iba a pasar lo que a las demás, tú lo controlarías todo…

Como ves una boda es una vida vivida a mil por horas, en las que tus esquemas ancestrales se ven rajados por los cuatro costados, y en los que la temida frase ‘yo nunca…’ se ve truncada cada dos por tres.

Pero no te preocupes, no sufras pensando que estás perdiendo tu alma por el camino, eso no es otra cosa que el aprendizaje y la vida, aquello de lo que se reniega tanto a veces vuelve hacia tí como un bumerang, y no es que hayas dejado de ser la que fuiste, es que en las bodas, como en la vida siempre, siempre, siempre hay que ponerse en los zapatos de aquel al que observas porque todo tiene un porqué y sobre todo, porque todo tiene un cuándo.

Así que olvida a tu antigua yo y disfruta como una enana de todo lo que ahora estás viviendo porque, por muy extraño que todo esto le pareciera a aquella adolescente rebelde que fuiste, hoy es tu momento, déjate llevar por lo que sientes, por lo que vives, por cómo eres ahora y disfruta desde el primer instante del que será el día más hermoso de tu vida.

Es tu vida, es tu Boda.

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