Sintra, una pequeña ciudad portuguesa, erige poderoso su Palacio en lo más alto de la peña rocosa que antaño cobijó los trasiegos palaciegos del rey Fernando II.
Embargados por el romanticismo de la época, Cristina y Alberto emprendieron su particular viaje en el tiempo, a través de serpenteantes caminos circundantes que dejaban a su paso hermosos remansos de paz, y encaladas casas azuladas.
Más allá de las fronteras del Palacio da Pena, sus frondosos bosques fueron testigos del Amor de esta pareja, que se dejaba llevar por el laberinto palaciego, buscando, incansablemente, testigos del pasado; encontrando, a cada paso, un motivo para sentir un beso.
Y de las montañas al mar, por las playas del Algarve, en San Rafael, el sol brilló con fuerza, y el mar bravucón dejó rugir su oleaje, envidioso por tan solo poder rozar aquel amor que Cristina y Alberto derrochaban desde la orilla.
Al final, llegó la calma, en uno de esos lugares mágicos: Suites Alba Resort & Spa, un lugar donde el descanso se hace paz y el sonido es susurrado por las olas del mar, al igual que se susurran los deseos.
Y el sendero los llevó, casi, al fin del mundo, donde unas maravillosas formaciones rocosas destaparon la natural perfección de un paraje en cuyas cristalinas aguas se veía reflejada la belleza de Cristina que junto a Alberto descubrieron que su Amor es como un cuento de hadas: ¡por siempre jamás¡
Agradecimientos a Tânia Carvalho de Suite Alba Resort&Spa
