El Espíritu de la Navidad renace cada año gracias a las tradiciones, a los deseos de Año Nuevo, gracias  a los sueños que atesoramos, gracias a la mirada radiante de cada niño, de cada adulto que se ve reflejado en ellos.

La Navidad también envuelve con su manto de nostalgia a aquellos que sienten las ausencias, y recubiertos en ese manto desean tan solo silenciar esos días de luces de colores.

Para uno y para otros, o para la mezcla de ambos que siempre acabamos siendo, la Navidad reivindica su espacio, llega cada diciembre para recordarnos que nuestro examen anual está a la vuelta de la esquina.

Y el 31 de diciembre reunidos, solos,  en penumbra o bajo díscolas luces de neón, sentimos cómo nuestra piel se renueva, escuchamos las siempre manidas conversaciones, y en algún momento de la noche nuestra pena por la finitud nos amarga algún polvorón, sin embargo como el fénix volvemos a comer atropelladamente las doce uvas, volvemos a brindar por el nuevo año, sonreímos esperanzados, volvemos a  sentir que todo se renueva, que tenemos una nueva oportunidad: para bajar de peso, para dejar de fumar, para ser más simpáticos, para ser menos confiados, para querer, para no querer, para ser, para estar, tantas y tantas obligaciones que no empeñamos en asumir¡

Sin embargo, a veces se nos olvida, quizás lo más importante, que tenemos una nueva, una verdadera oportunidad de ser felices, que la vida nos regala oportunidades a diario, que vivimos presa de nuestras obligaciones sin darnos cuenta de que la vida pasa, y ese final de año nos lo estampa en la cara.

La Navidad, ese punto y aparte temporal de nuestras vidas nos retrotrae a un espacio indefinido que en ciertos momentos nos hace sentir que nos somos quien deseamos, o sí; que no estamos donde queremos, o sí; que no vivimos la vida soñamos; o Sí.

El espíritu de la Navidad ha vuelto a nuestras calles repletas de personas que buscan, de personas que encuentran, personas que sueñan y personas que han perdido toda esperanza, personas a las que saludamos a diario y educadamente deseamos una feliz navidad.

Tanto si deseamos que ese espíritu permanezca a nuestro lado o por el contrario que se apague con el último alumbrado, intentemos volver a sentir como los niños felices que fuimos, volvamos a mirar cada día con el asombro expectante, volvamos a creer en la magia, volvamos a escuchar de verdad, y a desear de verdad y la próxima vez que lo digamos, nos salga de lo más hondo del corazón, por eso:

¡¡¡FELIZ NAVIDAD¡¡¡

portal belen chipiona

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BELEN MUNICIPAL REALIZADO POR LA ASOCIACIÓN DE BELENISTAS DE CHIPIONA-HOMENAJE A LOS PUEBLOS DE LA SIERRA GADITANA

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