AZUQUITA NAVIDEÑA

Soy una peliculera, siempre me lo dice mi madre, desde pequeñita me encanta la Navidad, y por supuesto todasss esas edulcoradísimas películas navideñas donde por todos lados sonaban campanitas, la familia se reunía frente a la chimenea y los chocolates calientes no paraban de salir de una cocina atestada de gente y comida. Cuando fui creciendo esas mismas pelis seguían siendo mis preferidas pero ya me emocionaba muchísimo con el ‘chico busca chica o viceversa’ y se encuentran en Navidad para jurarse amor eterno.

Ya ves, romántica y cursi hasta la médula. Con el paso de las años, la azuquita se transforma, pero la esencia permanece, por eso, la tradición pre-comidas oficiales que comenzó el año pasado, me parece lo más para reunirse con la gente que uno quiere, y que, por motivos obvios de pertenecer a familias distintas, no podemos celebrarlo en las fechas típicas. Por eso, hacerlo una semana antes es como ‘quitarse el mono’ del deseo navideño. La reunión era informal, nada de etiqueta pero sí mucho Espíritu navideño, ¡imprescindible¡. Se planteaba tardecita buena, sesión fotonavideña y cena alegórica en un porche reconvertido en rincón típico. Y por supuesto, tirando de tópicos, no podía faltar el amigo invisible.

Y fue lo que se esperaba, una reunión con muchas ganas de compartir, de mirarnos y hablarnos, evitando temas recurrentes que no estaban invitados (‘campana fuera’). Fue una llegada escalonada de afectos, momentos de esos que iluminan el alma, fotos llenas de risas por lo poco convencional, tirando de amiga e hija para incluirme en alguna fotillo, ja,ja.

Cada uno de los que acudieron,(y sé que los que no pudieron estaban allí también), conforman este hermoso mundo que ahora me rodea, formado por mi familia y amigos de toda la vida y por aquellas parejas que comenzaron a hilar una historia conjunta por pura afinidad. Es un gustazo formar parte de esta otra gran familia que me hace reir tanto y que me acompaña en mis locuras navideñas. Personas extraordinarias.

Gracias a todos por compartir momentos únicos. Al fin y al cabo…es lo que cuenta.

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