PREBODA DE BEATRIZ Y FELIX
La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir. Alphonse de Lamartine
Y considero la frase más acertada para comenzar esta historia. La Historia de Beatriz y Félix.
Para esta experiencia Preboda, tempranito nos encaminamos hasta el Pinar de Piedrafita de Babia, allí comenzamos a jugar con las luces. Al subir al valle en Torre de Babia, el precioso paisaje, esa inmensidad de prados verdes y vacas felizmente pastando, comenzó a hablarnos de la historia de Félix, un hombre tenaz y de férrea voluntad que con una carrera consolidada y la estabilidad de un buen trabajo, decidió dejarlo todo por su gran pasión: el campo, la ganadería y esa labor ancestral que mantiene al hombre conectado con la tierra de la manera más real posible. Félix regresó a sus orígenes, a su pueblo, junto a su familia, para enfrentarse a un mundo duro pero que para él constituye su eje vital.
En ésas estaba cuando Beatriz se cruzó en su camino. Bea, una hermosa madrileña/sevillana/chipionera que sin ánimo de enamorarse llegó a la isla de Palma, por esas casualidades que cambian vidas, y lo conoció. Su encuentro fortuito tiene algo de mágico, de indescifrable, de «tenía que ocurrir y ocurrió». Tras un verse aquí y allí, Bea, cogió su vida, su trabajo y sus ilusiones y con la valentía que da el amor se trasladó a León.
El paseo, conociendo los cimientos de esta relación, nos lleva a Grancheras, nos acerca a la iglesia de San Vicente de Babia y nos conduce hasta Tornado, un precioso caballo blanco típico de los cuento de hadas.
Después y como mandan los cánones, hicimos parada para almorzar. El Hostal Restaurante García en Villasecino de Babia, nos ofreció una visión de la gastronomía leonesa como no recordaba hacía años: con su primer plato, segundo plato, prepostre, postre y café. Realmente épico su arroz con botillo, sus garbanzos con pulpo, su cachopo de plato y medio, sus costillitas de cordero y voy a dejar de recordar…fue tan colosal como rico.
Así, emprendimos viaje a León, una majestuosa ciudad rica de monumentos impregnados de historia que se integran en una moderna ciudad llena de plazas, parques, fuentes y rincones únicos. Félix y Beatriz discurren entre la gente, llevados por la emoción de los recuerdos que se van creando, que con una mirada al pasado de joven Félix, aúna el presente real y el futuro siempre de la mano de Beatriz.
Finalmente, el atardecer nos encontró entre los cristales de 37 colores que constituyen la fachada del Musac creada a partir de la digitalización de una imagen de la vidriera “El Halconero” de la Catedral de León.
Beatriz y Felix discurren ya entre los momentos vividos y para siempre congelados.
Gracias pareja de principio a fin.
















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