SALPICADO DE RISAS
Como en todo buen guion cinematográfico en el que comenzamos con una impactante secuencia de arranque que da lugar a una gran presentación, antesala del desarrollo principal que culmina con una resolución apoteósica: la historia de amor de Rocío y Migue tuvo todas y cada una de esas secuencias de película y mucho más.
Esta postboda ha sido una nueva experiencia, un nueva excusa para vivir momentos inolvidables con una pareja que, a estas alturas ya son más que amigos, momentos que sirvieron para volver a disfrutar junto a ellos de ese amor que se tienen y contagian de una manera tan brutal. Un amor salpicado de risas.
Comenzamos en un bosque, encantado de recibirnos, con un paisaje nublado y el eco de los últimos acordes nupciales resonando aún. La resaca de felicidad marca el recorrido de unas fotografías que condensarán el deseo de que ese año cargado de tantísimas sensaciones sea eterno.
Finalmente la playa fue el destino final, con un mar embravecido rodeado de una brisa más polar que marinera que hizo dudar de que el mar empapara de salitre los últimos resquicios de recuerdos que deseaban tener.
Rocío y Migue, cerrando una etapa; abriendo un nuevo camino. Especiales, únicos, amigos y amantes, simpáticos y empáticos, alma y corazón en estado puro.
Gracias pareja. Acabamos con un gran punto y seguido.
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