Debía ser Cádiz donde volver a los orígenes de ese sentimiento que emergió entre Fátima y Raúl. Una pareja que, aquella tarde, convirtió cada instante en un derroche de emociones por las calles de esta hermosa ciudad, transformando cada mirada en un beso y cada beso en una declaración de intenciones…
En una primaveral tarde de marzo el sol, quiso aliarse con la memoria, el viento tan solo se atrevió a susurrar dulces presagios de amor, el mar calmó su oleaje perpetuando la dulce fragancia gaditana, y el tiempo, el tiempo esquivo, se rindió ante tanta promesa de amor.
Desconectar de un mundo tan acelerado como el que vivimos y hacerlo de la mano de la persona con la que deseas compartir el resto de tu vida significa hacer un paréntesis temporal para volver a recordar el origen, el germen de toda Historia de Amor.
Aquella tarde, los recuerdos pasearon por las calles de la capital mezclándose con las certezas de un mañana pleno de ilusiones, y al caer el sol el mundo regresó, la pausa se sumergió en las aguas de la Caleta, pero para entonces, Fátima y Raúl habían convertido en real la memoria, triunfando sobre el tiempo.
Agradecimientos al Hotel Parador de Cadiz