El mayor Amor del mundo

Amanece un nuevo día, y con ella una nueva ilusión, la del momento esperado.

En la casa familiar Mª Eugenia, preciosísima, se deja envolver por la luz, por la paz del momento. Allí donde creció y se convirtió en la gran mujer que es hoy, allí donde se atesora historia en cada rincón, allí donde las sonrisas y las sorpresas se multiplicaron sin parar.

Jesús comienza el sueño rodeado por una expectante familia; emocionado, embargado por momentos entrañables, donde las miradas y las palabras crean por sí mismas un archivo mental imborrable.

Y a medida que el reloj se envalentona, el momento decisivo va acercándose inexorablemente con el apremio de lo que estaba escrito. Y la Iglesia de Santa María Magdalena abre sus puertas y en su interior el mundo se transforma en buenos augurios, palabras de recompensa a los años y años de amistad y amor.

Pélatos y  pompas sobrevuelan alrededor de Maru y Jesús que brillan como el mismo sol que, guerrero, lucha contra el manto de nubes que cubre el cielo del Arahal.

El tiempo es como la actitud, independiente de la climatología, independiente de las circunstancias, y por eso, la felicidad invitó a la pertinaz lluvia y al viento de poniente a un lugar mágico: Hacienda Huerta de las monjas.

Maru y Jesús: solidarios, detallistas, sonrientes, felices, radiantes, únicos, capaces de emocionar hasta el límite de la piel y más allá, porque todo, absolutamente todo, lo hacen con el corazón.

Gracias pareja por hacerme sonreir tantísimo.