Dicen que la Luz de Cádiz es especial, dicen que la alegría de sus gentes está en sus genes tostados al sol generación tras generación, dicen que el mundo va muy deprisa, pero tenemos la suerte de encontrar muy cerca, cerquísima, este precioso poblado marinero, este paseo de Sancti Petri posee el encanto de antaño, y recién estrenamos el año, la luz de Cai se vio multiplicada por la luz que Maria y Alfredo desprenden. Esa luz que brilla en sus ojos, cuando se miran, cuando se tocan, cuando siente la precencia cercana del otro, y es que el Amor es la luz del ser humano.
Maria y Alfredo, una pareja que vive enamorada, porque desde que se conocieron no saben vivir de otra manera; «por ti mi mundo gira» dicen los ojos de Maria, «por ti mi mundo es mundo» dicen las manos de Alfredo, y es que hasta la Cala del Aceite en Conil el Sol tuvo que brillar con más fuerza, porque su luz era insignificante si la comparaba con los sentimientos que inundaban cada palmo de esta inmensa playa, por eso, el sol, envidioso, redobló con coraje su luz, para darse cuenta finalmente que no podía, que su fuerza era extrema pero no ilimitada, y así al fin, se rindió, perdió la batalla y se hundió en las profundidades del mar porque la fuerza del Amor no tiene límites…
«…cree sin limites, espera sin limites, soporta sin limites, el Amor no pasará jamás»
