LA HISTORIA QUE CAMBIÓ MI VIDA

La historia que cambió mi vida, comenzó con un The End

 

A lo largo de mi carrera fotográfica he tenido la suerte de conocer a personas maravillosas, de descubrir lo que late debajo de su piel y de ahondar en la naturaleza humana más allá de la simple realidad.

Mi pasión por contar Historias Felices comenzó cuando descubrí que la vida no termina donde mueren los sueños. Mi vida estructurada mentalmente, equilibrada circunstancialmente y planificada milimétricamente se vino abajo tras la pérdida de la que iba a ser mi segunda hija.

En ese instante, el mundo rosáceo que siempre me rodeaba se tornó gris, no era justo, no encontraba un porqué a esa desgracia…pero la vida quiso ponerme en una tesitura aún más complicada y me enfrentó a la desnudez de la mortalidad. No sólo había sufrido una dura pérdida sino que días más tarde, aún en el primer instante de mi duelo, otro mazazo desplomaría mi existencia.

Un diagnótico inesperado, dos palabras odiosas y todo cambió. De repente, descubrí, como si fuera la más ingenua de las personas, que era mortal y aquel médico, dio carpetazo a todo lo hasta entonces conocido, no solo no podría tener más hijos sino que estaba a las puertas de una dura batalla para salvar mi propia vida.

De repente, la palabra MIEDO se apoderó de mi, de repente se hizo tan gigante que me nubló la vista, de repente nada tenía importancia, solo una cosa: quería VIVIR.

Quería disfrutar de cada respiración, de cada rayo de luz, de mi familia y sobre todo, de mi pequeña de apenas un añito. Y pisoteando el miedo, comencé a luchar sin mirar atrás.

Vinieron momentos tormentosos, donde la brújula no marcaba el norte, ni el sur, sino un conglomerado de direcciones a ninguna parte; estaba perdida, sin rumbo, sólo veía un camino: hacia adelante, luchando, sin parar, con las esperanza constante de que la lucha era el único camino hacia el horizonte final pero sin poder evitar que el miedo me regalara visiones constantes de un negro abismo.

Y una noche en la que no podía dormir, frente al televisor, descubrí unas bellísimas fotografías de parejas, de personas que se querían y cuyo amor podría sentirse más allá de aquella pequeña pantalla ¡eran pura magia aquellas imágenes¡ Y olvidé el miedo, y encontré la LUZ, volví a recordar mi pasión por contar historias escritas y reconocí la posibilidad de utilizar mi vieja pasión por la fotografía para ello.

Y esa esperanza por poder encontrar mi sitio de nuevo me llevó a que el «destino» me llevara a conocer al autor de aquellas fotografías y de la misma manera que la vida se enreda para mal, la vida te la devuelve y te la enreda para bien, para muy bien. Y fui enlazando conocimientos y fui conociendo por toda la geografía española a locos apasionados por la fotografía y  descubrí una nueva manera de mirar…ahí comenzó mi nueva vida.

Diez años después la victoria vital es un hecho, me convertí en Contadora de Historias, y soy Fotógrafa

Y vencí, y ese miedo, lo tengo domesticado. Nunca desaparece, es verdad, pero creo que ese es también un regalo incalculable, porque el miedo, para mi tiene dos caras, o te paraliza o te ayuda a crecer y yo me quedé con ésta última, porque sin miedo podemos ser unos camicaces de la vida, y no otorgarle el valor que tiene, sé que con el miedo se aprende a vivir solo de una manera: dando un paso hacia adelante.

Pasar por el pasado, andar sobre unos pasos en los que mil veces creí desfallecer me ha devuelto a una hermosa vida, en la que cada día es un regalo que no hay que dar por descontado, todos tenemos en la mente cientos de frases típicas de «vive el momento, vida solo hay una etc, etc, etc» pero cuando ves la finitud de la vida, de tu propia vida, ahí es cuando realmente todo cobra sentido.

Siempre he sido tremendamente tímida, reservada e introvertida, pero esta profesión maravillosa que me devolvió al camino, a mi camino, la FOTOGRAFÍA me ha cambiado totalmente, ahora la Vida es aún más luminosa que antes, más maravillosa.

Que este año se cumplan diez años de mi nueva vida es una celebración personal en la que ya soplé mi vela, pero hace prácticamente un mes, durante una sesión boudoir, al comenzar, aquella mujer que tenía frente a mi objetivo, me hizo una simple pregunta «¿Porqué te dedicas a la Fotografía?» y en ese instante hice una regresión mental y al mirar a Marianela mi alma se desnudó ante aquella mujer, su mirada honesta se encontró con aquel dolor que se convirtió en el motor de mi nueva vida, y en ese instante un click mudo nos unió, nos desnudó de roles, dejamos de ser fotografa y modelo para ser dos personas, y descubrí que las conexiones entre personas solo se consiguen con la verdad, con la honestidad de nuestros miedos y nuestros anhelos, porque en el fondo, aunque la forma nos confunda, todos somos las misma persona con circunstancias diferentes pero con una misma esencia.

Irene Velez

Para mi, estas palabras son un canto a la vida, a la nuestra, a la que nos ha tocado vivir, porque no debemos dejarnos embargar por las circunstancias que, a veces, nos arrastran sino que como alguien me dijo una vez «todo es cuestión de actitud» y yo, y tú, decides qué hacer cada día con el regalo más grande que tienes: TU VIDA.

 

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